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Educar en clave de igualdad y paz: educar para la igualdad

Educar en clave de Igualdad

El trabajo de Fe y Alegría-Argentina en materia de igualdad se inicia en 2011 en el marco del Programa de Promoción Social. En 2016 uno de sus colegios, Taco Pozo, en el Chaco, al límite con Salta, llevo a cabo una experiencia piloto en Formación para el Trabajo. La iniciativa comenzó con buena disposición, pero también con ciertas resistencias por parte del profesorado,  y  de la comunidad  básicamente por miedo y por desconocimiento. Pero una vez superadas las dificultades iniciales se han puesto sobre la mesa temas tales como: la  diversidad, violencia, educación sexual integral, educación emocional.

En el contexto argentino cuando hablamos de coeducación se contextualiza dentro de los programas de Cultura de Paz, en los que existen cuatro focos principales: masculinidades alternativas, investigación, relaciones socioafectivas y Currículo. Aunque los cimientos del programa Cultura de Paz se remontan al año 2016, fue en 2020, poco antes de la aparición de la crisis sanitaria mundial, cuando comenzó su andadura. Más allá del compromiso educativo del equipo de Fe y Alegría esta experiencia nos habla del compromiso humano y moral de acompañar a personas que dan un paso adelante y ganan la confianza suficiente como para denunciar los abusos que se dan a su alrededor.

Mercedes Alicia Alarcón, responsable del programa Cultura de Paz en los centros educativos I.P.A.A. N° 1 e I. P. 54  Fe y Alegría-Argentina en Corrientes

Alicia Alarcón

¿Cómo se puso en marcha el proyecto Cultura de Paz?
En 2019  se conformó en Argentina el equipo para el proyecto Cultura de Paz, en el que participan a su vez otros dos equipos: Prevención y género y Juventudes, que aborda cuestiones relacionadas con la educación inclusiva.
El equipo de Prevención y Género se va formando en los distintos centros educativos por niveles. Las personas que se incorporan lo hacen de manera voluntaria. Se recogen inquietudes y se intenta que se puedan verbalizar  resistencias, dudas, estereotipos. Con la irrupción de la pandemia todo el desarrollo de este trabajo se hizo de manera virtual. Se formaron equipos de centro que queremos consolidar en cada centro formativo. 

¿Qué ayuda reciben los equipos para comenzar a trabajar?
En primer lugar se proporciona formaciones tanto al profesorado como al alumnado. Es un espacio en el que los y las jóvenes tienen la oportunidad de reflexionar sobre cuestiones que les tocan en el día a día. Por ejemplo, en el tema de masculinidades van a seguir trabajando. Se trata de un tema en el que hemos observado mayor resistencia. Para el 25 N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se organizó una charla con jóvenes de secundaria y  profesorado. La tendencia inicial fue la de poner excusas, pero finalmente se consiguió sacar la actividad adelante y que hubiera participación. Estamos contentas con el resultado.

¿Cómo ha sido la experiencia en vuestro centro?
En el colegio de Corrientes hay 5 ciclos educativos: infantil, primaria, secundaria, bachillerato y Formación Profesional. En cada uno de estos niveles existe un equipo de prevención y género para tener en cuenta las diferentes realidades y características y necesidades de cada franja de edad.   Este equipo trabaja manera articulada con los equipos de trayectorias escolares y de espiritualidad  realizan reuniones con el personal docente de cada nivel para poder llevar a cabo un autodiagnóstico y detectar cuáles son las problemáticas en cada ciclo y así proponer  líneas de acción. Su labor ha sido especialmente importante desde que se declaró la pandemia, ya que ayudó a detectar situaciones de abuso y violencia en los hogares. Los primeros 12 meses de la pandemia fueron muy complicados, porque el único contacto era a través de grupos de whatsapp por cada nivel. Y en muchas ocasiones había un único teléfono para toda una familia. La vuelta a las aulas ha tenido lugar a principios de 2021, por grupos burbuja que asistían a la escuela en semanas alternas,  aunque también hubo interrupciones cuando se registraban aumento de casos positivos.  En Argentina no se ha recuperado la presencialidad plena hasta hace poco, en agosto de 2021. 
En este tiempo hemos observado que durante la pandemia han surgido situaciones de tensión y muchos jóvenes manifestaron que querían volver a las clases. Las niñas tenían que sacar adelante muchas tareas del hogar y se detectaron situaciones de abuso por lo que es sencillo entender que prefirieran volver  a las clases. Entre las jóvenes se dan situaciones de abusos e incluso incesto por parte de familiares hombres adultos, tutores, tíos o primos. Cuando las chicas que participan en Cultura de Paz ganan confianza llegan incluso a contar los que les ocurre a sus profesoras  profesores, y ahí sí podemos comenzar a trabajar ofreciendo acompañamiento personal y a nivel de nivel de intervención legal. 
También acompañamos maternidades adolescentes. En este caso el reto es que continúen sus estudios durante y después del embarazo. 

¿Qué destacas de toda la experiencia compartida?
Aun habiendo resistencia la gente se ha abierto y se ha animado a hablar. Ahora pueden poner nombre al miedo, a la duda. Debemos ser pacientes, pero vemos los frutos. El profesorado está alineado con la propuesta, pero se trata de procesos y adhesiones personales, y poco a poco salen a la luz estructuras que debemos cambiar.